lunes, 28 de mayo de 2018

¿...qué pone aquí? ¡Jeroglíficos!


¡Bienvenidos y bienvenidas a una nueva entrada de este blog!

En esta ocasión vamos a tratar el que, junto con las pirámides, puede que sea uno de los aspectos más conocidos de los egipcios: los jeroglíficos. Pero... ¿de verdad escribían así? ¿Ponían su lista de la compra llena de símbolos al más puro estilo de un diario de personaje Disney? ¿Los sabemos traducir? ¿Sabemos cómo se pronunciaban?

Bien, son muchas preguntas, tal vez demasiadas, para responder en una única entrada. Pero haremos lo posible por responder a cuantas más preguntas mejor. Dicho esto ¡comenzamos!



En Egipto, a diferencia de Mesopotamia, no se puede reconocer una fase prolongada de gestación en la que se hubiera ido conformando paulatinamente, a lo largo de milenios, un sistema de escritura a partir de las imágenes usuales en el arte rupestre y en las decoraciones de vasijas. La escritura jeroglífica aparece más o menos repentinamente como un sistema ya depurado en lo esencial, que luego - durante más de tres milenios y medio - no sufrirá ninguna transformación sustancial. Los hallazgos de textos más antiguos se limitan a la fijación por escrito de conceptos aislados. Se trata de rótulos de identificación para los contenidos de recipientes o frecuentemente nombres y títulos de personas o lugares como, por ejemplo, los inscritos en estelas funerarias o en los objetos votivos ofrendados a los dioses. Algunas referencias indirectas permiten, no obstante, suponer que ya a partir de la I Dinastía (hacia 2950 a. C.) existieron libros completos.




Como hemos dicho, la escritura jeroglífica es, ante todo, una escritura monumental, es decir, que fue

utilizada especialmente en las inscripciones de los monumentos erigidos para la posteridad. La encontramos labrada a cincel o pintada en las paredes de los templos y tumbas, en muy diversos objetos del ajuar funerario, en estelas de todo tipo, en joyas, etc. Los contenidos de los textos escritos con jeroglíficos tratan aquello que debía quedar "fijado" para toda la eternidad, sobre todo textos religiosos, inscripciones de tipo político e histórico y biografías.

En determinados manuscritos sobre papiro, se usaron jeroglíficos ligeramente simplificados y trazados con tinta, llamados jeroglíficos cursivos. El famoso Libro de los muertos se escribió, por ejemplo, en este estilo. Todos los textos de uso más efímero, por el contrario, se escribieron con otra escritura, denominada hierática. Surgió al darles fluidez a los rasgos de los jeroglíficos, aunque parece casi haberse desarrollado paralelamente a éstos mismos. Ambos tipos de escritura se usaban, pues, simultáneamente. Se habla, con razón, de una escritura cursiva y se podría  recurrir a una comparación con nuestra escritura manual de hoy en día, en contraposición con los textos que leemos impresos.

Según el tipo de texto y la escritura personal de quien los redactara, los rasgos de los textos hieráticos pueden variar mucho más que en el caso de los jeroglíficos. Quien haya hecho alguna vez el intento de adivinar - más que de leer - algún manuscrito particularmente ilegible, puede hacerse una idea del reto que representan para los egiptólogos  algunos de los textos hieráticos.

Aproximadamente en el siglo VII a. C. se simplificó aún más la escritura manual y adquirió una brevedad cercana a la que presenta la moderna taquigrafía. Surge así una tercera escritura egipcia, la demótica, que asume entonces la función de la hierática. El demótico se convierte, pues, en la escritura propiamente del cada día, mientras que el hierático permanecerá en uso simultáneo, aunque limitado a los textos religiosos. Esta situación la denominaron los observadores griegos con los términos de "demótico", es decir, la "escritura del pueblo" e "hierático", que significa escritura de los sacerdotes.

Gracias a esta evolución se pudieron traducir los textos escritos con jeroglíficos con el descubrimiento de la piedra Rosetta. Esta piedra tenía un texto escrito en jeroglífico, demótico y griego uncial. Al traducir estos dos últimos y comprobar que se trataba del mismo texto, se pudo realizar la traducción del jeroglífico, una avance sin comparación en la historia de la egiptología.

¿Qué te ha parecido? ¿Te has quedado con ganas de saber, por ejemplo, cómo se escribiría tu nombre en caracteres jeroglíficos egipcios? ¡Pues no te quedes con las ganas! A continuación te proponemos una página en la que podrás escribir tu nombre en jeroglíficos. Nosotras ya hemos hecho los nuestros y estamos deseando ver los vuestros, también. Pero recordad, que no se pueden poner tildes. 

¡Que la diosa Bastet os ronronee!

ይNerea

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